Hay dos cosas que les quiero contar. Primero, vámonos con la "sombría", y terminamos con la chistosona.

Primero... estuve leyendo un libro que bajé por internet (Dios mío, si hubiera sabido que esto se podía hacer, lo hubiera empezado a hacer hace mucho tiempo). Y lo que me hizo pensar fue lo siguiente: nunca me he agarrado a vergazos con alguien. Nunca, así chido, nunca. Nomás en el tae kwan do, cuando estaba ahí y la verdad, no peleaba bien porque tenía miedo a que me dieran un trancazo en la cara. AHORITA, estoy dispuesto a experimentar.

No quiero irme por la vida sin cicatrices, sin algo que demuestre que me divertí, que viví. Porque siento que la vida de eso se trata tambien jaja no de pura tranquilidad, felicidad y diversión, sino de tropezones, peleas, insultos y demás atrocidades. Dejar que salga el instinto animal, porque al fin y al cabo, éso somos. Animales, mamíferos, spacemonkeys.

Quiero, o quisiera, vivir un rato sin este colchón de comodidad que tanto han luchado mis papás por darme. Estoy muy agradecido con ellos por el esfuerzo y por todo de lo que disfruto... igual, si no lo tuviera, no me estaría quejando y deseando no tenerlo. Pero en fin, quiero vivir y quiero vivir mal. ¿Tendré la valentía o la estupidez necesaria para llevar a cabo mi plan, aunque sea por un tiempo? Lo dudo mucho la verdad.

Pero equis, no estaría de más intentarlo... Si alguien quiere pelearse, nomas dígame. Osea, en buen plan jaja sin resentimientos ni nada.. solamente, meternos unos buenos putazos, y luego unas cheves como buenos amigos.







Y segundo... me estaba acordando de una bonita anécdota/recuerdo de mi infancia. Érase un niño muy bonito y muy inteligente, que estudiaba 2o año de primaria. Este niño era un poco fijado para ese entonces, pensaba y soñaba despierto ya desde ése entonces. El niño soñaba con su maestra, que ahora que lo piensa bien no estaba tan chida, pero en ése momento, el niño disfrutaba acercándose a su escritorio al lado del pizarrón, porque la maestra se agachaba para verlo, y dejaba visibles sus encantos puesto que llevaba un considerable escote.

El niño estaba enamorado jajajaja y soñaba despierto acerca de ella... un cuento de amor imposible por la enorme diferencia de edades, posible en su lozana imaginación.

En ese mismo año, el niño compitió en el Festival de la Canción (y el de la Palabra también!) Pocos recuerdos conserva ahora de esa etapa que tal vez inconscientemente busca borrar... Pero este recuerdo permanece, cuando empezó a cantar el Himno a la Alegría acompañado por el piano de la grandiosa Sra. Sánchez... Cantó como los ángeles, todo salió perfecto, hermoso, soberbio. PERO...

se le olvidó al niño que tenía que repetir tooda la canción. Se lo dijo la Sra. Sánchez antes de empezar a cantar, pero por los nervios no la escuchó bien... Y cuando la Sra. Sánchez empezó a tocar la pieza nuevamente, el niño se quedó callado.

Siguió callado...

y sintió las miradas de todos sobre él. Las miradas expectantes, profundas.

Y el morrito se puso a chillar...

PERO

gracias a Dios, el morrito hizo fuerzas de flaqueza, se apretó los tanatillos un poquito, se limpió los mocasines con las mangas de la camisa, y con la voz entrecortada primero, pero luego agarrando fuerza

Culminó la canción brillantemente

pero los pinches jueces le dieron un inmerecido 2o lugar.

El niño se acuerda que su mamá se acercó al final llorando también, porque ay su mamá, siempre llora por este niño. Ya sea por sus buenas, o malas acciones.


Luego les cuento otra anécdota chida jajaja de unos honores a la bandera.

bye