Este es mi blog super viejito. El que ahora es el password de mi lap jaja, así queya saben, si ocupan mi lap y no se saben mi password, éste es.

Por qué decidí postear aquí, en lugar de hacerlo en el "community blog" que comparto con Perea y Chicharo? Y ese comparto es un decir, porque últimamente solo yo he escrito. Y creo que seguirá siendo así, hasta que alguien (Perea) decida cortarle el cordón umbilical al proyecto, y ver si respira o se desangra.

Pues la respuesta es sencillísima. Escribo aquí, o mejor dicho, escribiré.. porque nadie se mete aquí. Nadie sabe de la existencia de este blog. Digo, no es que el otro sea CONOCIDÍSIMO. Pero algunas personas lo checan.

Este, ya está completamente abandonado.

Y es "seguro" para mí escribir aquí, ventilar lo que está en mi cabeza.

Es una mala hora para decidir hacerlo, puesto que van a ser las 6 de la mañana de Lunes. De la verga no? Ja.

Pero no importa, es el momento y el lugar, así que no hay de otra.






Estoy enamorado, sí. Para variar carajo jajaja.
Y para variar, creo que tampoco soy correspondido.
Seré vago para evitarme problemas de cualquiermanera.
La situación se dio de tal manera en que llegué a pensar que SÍ era correspondido, que tal vez tal vez, pudiera disfrutar un poco de esa felicidad que solamente acompaña al amor de pareja. Esa felicidad que te pone de buen humor, mmm... Porque feliz lo soy, pero me falta eso. Nada más eso. No lo he conocido, y quiero conocerlo. Quiero vivir eso que es el amar y sentirse amado.

La situación ahora me lleva a pensar que no, no soy correspondido. Tal vez un poco, TAL VEZ. Pero de la misma manera en que yo quiero, no. Eso es casi seguro.

Y duele ja. La verdad sí duele, porque como que no queriendo la cosa, fui generándome ilusiones nuevamente. A pesar de que me había prometido a mi mismo que ya no iba a caer en estos cotorreos amorosos. Ya no iba a sufrir por culpa del pinche corazón, cachan ja? No es justo para mi, no es justo para mi salud, no es justo para mi desempeño estudiantil.

Pero vueeeelve la burra al trigo. O como decía el Chavo del Ocho... "vuelve el perro arrepentido, con sus miradas tan tiernas, con el hocico partido, con el rabo entre las piernas..." (30x).

Pinches cotorreos amorosos jaja cómo me gustan a mi no? Nomás me gusta andar batallando pues.

Ay amor amor.. No sé qué hacer en este momento la verdad, no sé qué hacer. Decirle tooooooodo lo que siento, para así liberar lo que tengo adentro que ella no sabe, corriendo el riesgo de perder todo tipo de relación entre nosotros?

O callarme el hocico, callar mis pensamientos, y seguir adelante. Como si nada hubiera pasado. Como si el huracán que se desencadenó en mi corazón, fue solamente el rocío de la mañana.

Tragarme las palabras, tragarme el corazón y el alma.

Chale, me gusta más la primera opción ja. De perdido para lograr algo como que.. "closure".



Equis, ese fue el primer punto.

El segundo punto es:




un cuento.

Escribí un cuento pedorro, la neta tenía pensado hacerlo más largo. Lo empecé en una madrugada de ocio, hagan de cuenta como ahorita. Y dije... Va a quedar bien chingón, le voy a dedicar tiempo de vez en cuando, para que quedé bien chido. Naranjas dulces, puro pedo porque la verdad cada que empezaba a escribir tenía que releerlo y acordarme de QUÉ era lo que quería decir, cuál era mi punto.

Y me dio hueva já!

Así que dije, mejor.. esperaré a encontrar la manera de cerrarlo, de lograr "closure" también.
Y motivado por un "concurso" o no sé qué chingados sea de CumbresJoven (http://www.elnorte.com/cumbresjoven) algo de Exprésate o una mamada así. La neta, me da igual que lo suban o no jaja pero dije.. hmmmmmmm! Puede ser una buena oportunidad para ver ALGO mío en una página "conocida". Porque fotos.. jamás he salido ahí, no soy lo que se puede decir popular pues jaja.

Soy yo simplemente, equis.

Y sí, pensé y encontré la manera de cerrar el cuento.
Lo mandé, un poco... valemadre la verdad, pero respetuosamente. Diciéndoles que se los dejaba, y si ellos consideraban que era apto para publicarse lo hicieran, y si no, que porfavor me contestaran un mail diciéndome qué tan bien o qué tan mal estaba. En fin, que me hicieran una crítica constructiva.

Sigo esperando una resolución, creo que lo tiraron a león jaja.


De perdido, lo subiré aquí.









El Sr. Martínez
El Sr. Martínez es un señor respetable. Desde que tiene uso de razón se ha dedicado en cuerpo y alma para crearse la reputación de una persona respetable. Una persona de confianza, que impone. Mientras los niños soñaban con ser bomberos, astronautas o futbolistas, el Sr. Martínez soñaba con ser un hombre respetable. No necesariamente un hombre de bien, sino un hombre respetable.

El Sr. Martínez obviamente tiene un nombre, pero muy pocas personas lo conocen. Él se ha encargado de promoverse como el Sr. Martínez porque es de la opinión que el llamar a alguien por su apellido y decirle señor es una señal de respeto muy grande.

El Sr. Martínez es un hombre de edad media, es decir ni tan joven como para que lo confundan con un muchacho, ni tan grande como para que las mujeres lo evadan.

El Sr. Martínez en este momento de su vida, considera innecesario formar una familia. Lo ha analizado desde muchas perspectivas y siempre llega a la conclusión que el formar una familia le dejaría cierto beneficio en cuanto a lo espiritual y a sentir que dejaría un legado. Pero el costo sería muy alto, y según el Sr. Martínez, dejaría de ser algo benéfico para convertirse en una carga.

El Sr. Martínez es un hombre común y corriente, sí, muy respetable, pero muy común también. Disfruta de uno que otro placer mundano. Eso sí, evita todo tipo de vicios porque considera que son cosas que no inspiran respeto, al contrario, lleva a las demás personas a que se formen una imagen negativa de ti. Y como el afán del Sr. Martínez es de inspirar respeto, es inaceptable dar una imagen negativa.

El Sr. Martínez no tiene amigos. Abundan conocidos, y al momento que se topa con uno de ellos aparece en su rostro mecánicamente una sonrisa bien ensayada, un firme apretón de manos acompañado de un cálido abrazo. Y es algo que ha practicado tan rigurosamente por tanto tiempo, que dan la impresión de ser una sonrisa, un apretón de manos y un abrazo sinceros cuando en realidad al Sr. Martínez le viene importando un cacahuate el bienestar de la otra persona.

El Sr. Martínez está obsesionado con la imagen que da, por lo tanto vive obsesionado con su apariencia. Se mantiene al tanto de lo que dicta la moda europea por lo que vive innovando. Su piel está perfectamente cuidada, es una superficie lisa cual porcelana. Su cabello es sedoso, bien arreglado, con un estilo elegante pero sobrio. Ha gastado miles de dólares en cremas para la piel y productos para el cabello. Como sabe que si las demás personas se llegaran a enterar de esta preocupación del Sr. Martínez lo tacharían de homosexual, el Sr. Martínez se encarga de mantener un look elegante pero natural para que su sexualidad no sea cuestionada. La barba de 3 días está siempre presente en el rostro del Sr. Martínez para darle un aspecto informal, que no delata su compulsividad.

El Sr. Martínez siempre va a comer a los restaurantes más caros. No repara en gastos porque sabe que la gente lo está observando y por lo tanto no puede dar la imagen de estar en apuros económicamente.

El Sr. Martínez siempre se hace acompañar de mujeres hermosas. Generalmente son Barbies de carne y hueso, cuya compañía hace que los hombres lo envidien y las mujeres lo deseen. Pero el Sr. Martínez sabe que no es conveniente discriminar a las mujeres basándose en su apariencia, así que otras tantas veces se hace acompañar de mujeres de “belleza interna”, como él las llama, porque así las mujeres que lo observen sabrán que es un hombre que no se fija en las apariencias, que valora lo que hay dentro de ellas, lo que piensan, lo que sienten, lo que son.

El Sr. Martínez domina todo tipo de conversación. Sabe qué palabras decir para aconsejar, para hacer reír, para hacer pensar. Se mantiene al tanto de las cuestiones deportivas, políticas, económicas y demás. Son cosas que le parecen innecesarias y adecuadas para los pobres culturalmente hablando, pero dado que el Sr. Martínez considera que la gran mayoría de las personas pertenecen a este grupo, se ha visto obligado a incorporar esos conocimientos a su repertorio para conseguir que estas personas también lo respeten.
La verdad es que el Sr. Martínez se ha acostumbrado tanto a estar fingiendo, a estar buscando proyectar una imagen de sí mismo que ha olvidado su personalidad y ha adoptado una máscara intercambiable.

La verdad es que el Sr. Martínez se pegó un balazo en la sien el día de ayer.

Y nadie lo lloró.
Ni siquiera sabían que su nombre era Alberto.