El pinche olvidado :)

Empiezo de nuevo, empiezo donde terminé y donde siempre he empezado

Monday, September 01, 2008

Quiero pensar que los años (y las alegrías y trancazos que me fue dando la vida), me han hecho un poco menos ingenuo y un poco más maduro. Aunque las cosas que he hecho últimamente, indican todo lo contrario.

Este escrito no es para ganarme un Pulitzer ni un Nóbel de Literatura. La verdad, no es ni para que lo lea alguien ni para solucionar los posibles conflictos emocionales que no he podido solucionar a estas alturas del partido. Es simplemente por volver a escribir, retomar aquéllo que me brinda estabilidad emocional y es un canal por el cual puedo encauzar sensaciones y pendejadas aparte.

Este día (o recientemente), estuve pensando en algo que está de moda en todas las editoriales y blogs que he checado. Y cómo voy a quedarme fuera de la tendencia, por Dios.

El sábado por la noche (CREO) se realizó la marcha tan publicitada de Iluminemos a México. No sé cuánta gente salió a protestar, no sé cuántos en todo el país fueron vestidos de blanco y veladora en mano exigiendo un fin a la impunidad, protestando por un México seguro y libre de esos peligros que "antes no existían en nuestro México".

Que México está bien jodido, nadie en su sano juicio lo puede negar. Que la inseguridad tiene paralizada a gran parte de la población, también. A mí no, porque soy cholo y me la pelan. Total, uno puede llenar un libro quejándose sobre mi país, los gobernantes tan malos que nos tienen oprimidos, el narcotráfico, los secuestros, etc.; todos éstos son temas del dominio popular y no tiene caso hacer un recuento. Y que conste que soy una persona que quiere a su país, se enorgullece de sus raíces y no encuentra una ciudad tan bonita y en la cual me sienta tan agusto como mi Monterrey querido. De la gente, no hablo... pero de Monterrey, sí que me siento orgulloso.

Total, hay dos puntos de vista predominantes:
- Unos dicen que es una mamada, que una marcha no cambia nada, que si van ahí y siguen siendo mierdas de personas todo seguirá igual, y que la responsabilidad no es de los gobernantes solamente, sino de nosotros como Pueblo.
- Otros, que sí, una marcha no cambia nada pero es una manera de darnos cuenta que somos mayoría los que queremos un cambio, que jalando parejo y unidos todo se puede lograr, como decía Molotov hagan de cuenta: "porque somos más, jalamos más parejos, por qué estar siguiendo a una bola de pendejos?"

Los dos puntos de vista bastante... respetables. Digo, cada quien hace de su fundillo lo que quiere, cuantimás de una opinión sobre una marcha. Yo, en lo personal, no fui porque me dio hueva y no tengo camisas blancas que me gusten.

En cuanto a todo ésto, no quiero abundar y solamente quiero hacer un comentario...

Me cagan los nacos. Y no me refiero al estereotipo de naco que es Huicho Domínguez, sino a esas personas chafas que no respetan los reglamentos, que buscan su propio beneficio a toda costa sin importarles llevarse de encuentro al prójimo, que a base de mentiras y trampas fincan su éxito, que no respetan las opiniones de los demás por más estúpidas que les parezcan, que se burlan de aquél que no tiene o no sabe cómo defenderse, que hablan mál a las espaldas de alguien, que dan una mordida para salvarse de enfrentar las consecuencias, que le dan más importancia a lo material que a lo que permanece, que se dejan manipular por los medios de comunicación, que se creen muy liberales pero discriminan a los homosexuales/indígenas/negros/mujeres con comentarios ponzoñosos, que silban para que terminen de dar una clase cuando solamente se ha pasado 3 minutos del tiempo asignado.

Para todo ésto hay medidas, pero lo malo es malo. Aquí y en China.

Y lo naco no es exclusivo de los mexicanos. Lo naco no es chido, a pesar de lo que nos han inculcado las campañas publicitarias. Es deleznable, y es en parte la causa de por qué las cosas no cambian en nuestro país.

¿Cómo cambiar las cosas? Cambiar la mentalidad de alguien es lo más difícil que hay en este planeta. Y fincar nuestras esperanzas en la próxima generación está más cabrón todavía, porque con semejantes ejemplos que damos y con el nivel de educación que reciben... pues qué podemos esperar.

Mi esperanza es que un cataclismo cimbrará las bases de la civilización... y tal vez de ahí en adelante, podamos reiniciar el camino. Por el momento, mejor le hago como Nerón: tocaré la lira mientras Roma se incendia.

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