El pinche olvidado :)

Empiezo de nuevo, empiezo donde terminé y donde siempre he empezado

Tuesday, August 11, 2009

Cartas que no serán enviadas nunca (tal vez)

Hola, ¿qué tal? Todo lo que diga puede y será utilizado en mi contra, por éso me abstuve mucho tiempo de siquiera pensar en la situación. Esta situación que se ha ido desdibujando entre chismes, malos entendidos y mentiras. Y debo reconocerlo, gran parte de todo ésto es por mi culpa.

Eras mi amiga, mi confidente, me escuchaste algunas veces llorar por otra mujer... y todo permanecía entre nosotros en un plano meramente platónico. He pregonado mi creencia que no existen las amistades entre hombres y mujeres, y tal vez éso también es parte de las acusaciones. Fingir o pretender que existía éso, o simplemente olvidarme temporalmente de esa manera de pensar.

Y sin embargo, eras la persona con la que más hablaba en mi día. De tonterías, de esperanzas, de tristezas, entre caminos en el carro, de cualquier cosa.

Una noche, recuerdo, se implantó la idea en mi cabeza... ¿Por qué no? Me hacías reír, te hacía reír... tenemos un sentido del humor compatible, y no eres fea la verdad. Si la situación se presentaba no me abstendría con la finalidad de salvar la amistad. Nunca lo he hecho, por qué habría de hacerlo ahora.

Ese fue mi primer error (tal vez), contemplar la posibilidad. El segundo, fue habérselo dicho a alguien y haber recibido ánimos. El tercero, fue decírtelo a ti.

Creo que ése fue el error más importante. Una amistad o intento de ella, mandada a la fregada en unas cuantas horas con algunas pocas palabras.

Que todo fue una confusión emocional de mi parte, es obvio. No te quiero ni te quise de esa manera... prueba de ello es que no me costó nada alejarme. Bueno, tal vez no sea ése el mejor ejemplo porque no me cuesta mucho trabajo alejarme. Me gusta mi soledad, aunque a veces sea triste compararla con lo que culturalmente se me ha inculcado que es a lo que debo de aspirar. Pero éso no viene tan al caso...

El caso es que me alejé, y mis actitudes consecuentes terminaron por dar al trasto con muchas cosas que en mi vida llegué a dar por sentado. Nada para llorar... simplemente me llevó a reflexionar. Ver qué errores cometí, qué hice bien, y (tal vez) cómo arreglarlo... y si valdría la pena intentarlo.

Aunque por más que reflexiono, no llego a alguna conclusión. Lo que sí es que, contrario a lo que pensaba... sí te extraño. De las tres amistades que por cualquier motivo salieron dañadas en este último año, la tuya es la que más extraño.

Sí me duele ver tu mirada cuando me saludas, tus palabras, las diferencias en general. Sin embargo, yo ya no soy ese muchacho que lloraba por estas cosas, que se desvivía en arreglar los problemas, que buscaba ser siempre monedita de oro. Era demasiado desgastante.

Entonces... esta carta, sí, es en parte para pedirte perdón. Pero también para que sepas que no voy a mover un dedo por arreglar las cosas. Creo.

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